viernes, 2 de diciembre de 2011

LA LEY DE DIOS vs LA GRACIA DE DIOS

Habían pasado cerca de 3 meses desde que Dios sacó al los israelitas de Egipto hasta que éstos llegaron a los linderos del monte sinaí, el lugar escogido por Dios para entregarles la Ley suprema: LOS DIEZ MANDAMIENTOS.
Fue tan grande el evento que, según la Biblia, el monte humeaba y de la cumbre salían relámpagos y truenos y todo el pueblo se "estremecía en gran manera". El mismo Dios había descendido a la tierra para proclamar su voluntad. Sobre dos tablas de piedra escribió con su propio dedo el "decálogo", símbolo de su justicia y poder, objetos tan santos y valiosos para el pueblo hebreo que Dios mandó que fuesen guardadas dentro de la posesión más sagrada de los Israelitas: el arca de la alianza.

Hoy día, la mayoría de los cristianos aseguran que la ley fue "clavada en la cruz", que estamos "en el tiempo de la gracia" y por lo tanto ya no es necesario seguir guardando dicha ley. ¿Es ésto cierto?   Sí,, es cierto que ya no estamos bajo la ley sino bajo la gracia, pero ¿acaso fueron abolidos los Diez Mandamientos?. La respuesta es: NO, los Diez Mandamientos no fueron abolidos o "clavados en la cruz" como muchos dicen. Entonces, si los Diez Mandamientos no fueron abolidos, ¿que ley es la que, según se dice, fue "clavada en la cruz", o mejor, abolida por la muerte de Cristo?
Lo primero que debemos entender es que "Gracia" no es sinónimo de "libertinaje"; es más bien la muestra de amor más profunda que Dios pudo manifestarle al ser humano de forma GRATUITA:  el sacrificio de Cristo en expiación por los pecados del mundo. Pero ésto no implica que debamos desobedecer la Santa Ley de Dios, al contrario, nuestra obediencia a sus mandamientos es la muestra de agradecimiento que Dios espera de nosotros no por obligación o deuda sino por amor hacia El; como cuando un padre demanda obediencia de su hijo porque quiere lo mejor para el, así mismo Dios demanda de nosotros la obediencia a su Ley porque El sabe que es lo mejor para nosotros. La Ley "refleja al pecado" (Rom 3: 20) y Dios nos la ha dado para que podamos discernir entre el bien y el mal. Sin Ley no tendríamos conocimiento del pecado y por lo tanto no sabríamos discernir entre lo bueno y lo malo.

Ahora bien, al pueblo de Israel le fueron dadas dos leyes:  la ley ceremonial, también conocida como la "torah", escrita (probablemente) por Moisés en pergaminos y colocada a un lado del arca de la alianza, y que consistía en simbolismos y rituales tales como sacrificios de animales, comidas, bebidas, abluciones etc. Ésta es la ley de la cual habla tanto el Apostol Pablo en sus libros:

"Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia."         Romanos 6: 14.

"Por tanto nadie juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o "días de reposo."
Colosenses 2: 16.

"Aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los "mandamientos" expresados en ordenanzas..."
Efesios 2: 15

"Ahora bien, el "primer pacto" tenía ordenanzas de culto y un "santuario terrenal."

Ésta es la ley que fue abolida por la muerte de Cristo; todos esos sacrificios, esas comidas, esas bebidas, esos "días de reposo" (no el Día de Reposo de los diez mandamientos, sino mas bien días festivos, como el día de la expiación por ejemplo) simbolizaban o tenían como objetivo recordar el sacrificio supremo que haría el "Mesías" a favor del pueblo de Israel en el futuro. Por eso, con la muerte de Cristo ya todo eso quedó atrás pues El ya realizó el sacrificio final, no solo a favor de los hebreos (para quienes era esa ley) sino también para toda la humanidad, sin importar si son o no Judíos. Ésta es la ley que fue "clavada en la cruz" por Jesús, la ley que fue abolida.

La otra Ley, por supuesto, es la de los Diez Mandamientos, escrita por el mismo Señor en tablas de piedra (como símbolo de perpetuidad) y colocada dentro del arca de la alianza; ésta Ley no fue ni será jamás abolida. Es ésta Ley de la cual hablan los siguientes textos:

"Bienaventurados los perfectos de camino, los que andan en la Ley del Señor"
Salmo 119: 1.

"Teme a Dios y guarda sus Mandamientos, porque es ésto es el todo del hombre. Porque Dios traerá toda obra a juicio juntamente con toda cosa encubierta sea buena o sea mala"
Eclesiastés 12: 13,14.

"Y (...) pensará en cambiar los tiempos y la Ley"
Daniel 7: 25.

"... Mas si quieres entrar en la vida eterna guarda los Mandamientos"
Mateo 19: 17.

"No penséis que he venido a abolir la Ley (...) No he venido a abolirla sino a cumplirla.
Mateo 5: 17.

"Si me amáis, guardad mis Mandamientos"
Juan 14: 15.

"Porque cualquiera que guardare toda la Ley pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos"
Santiago 2: 10.

"El que dice: yo le conozco, y no guarda sus Mandamientos, el tal es mentiroso y la verdad no está en el"
1 Juan 2: 4

"Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los Mandamientos de Dios y la fe de Jesús"
Apocalipsis 14: 12.

La ley ceremonial  fue abolida al momento que Cristo murió en la cruz del calvario. Pero la Ley de los Diez Mandamientos permanece aún vigente; si no fuese así entonces podríamos matar, robar o cometer adulterio y no sería pecado, o adorar imágenes y tampoco sería pecado. El profeta Daniel en el siglo V a.C anunció el surgimiento de un poder político-religioso apóstata denominado "EL CUERNO PEQUEÑO", dicho poder (que ha sido identificado como la iglesia de roma) "quebrantaría a los santos del Altísimo y pensaría en cambiar los tiempos y la Ley" (Dan 7: 25). Fue así como el 21 de marzo del 321 d.C, el emperador romano Constantino el grande, transfirió la solemnidad del Día de Reposo verdadero, el sábado, al primer día de la semana, el domingo (en honor a su dios, el sol). Literalmente "cambió los tiempos (calendario) y la Ley (específicamente el cuarto mandamiento). Y la profecía se terminó de cumplir años más tarde con el surgimiento del sistema papal y las terribles persecuciones contra los "santos del Altísimo".

La Santa Ley de Dios, sus Mandamientos, es la expresión del carácter del Señor, es como un espejo que refleja la condición del hombre ante Dios y aunque dichos mandamientos no pueden salvar por sí mismos, si nos ayudan a descubrir que es lo que necesitamos para obtener la redención. En ellos, Dios ha revelado su voluntad para el ser humano y la observancia o desobediencia de éstos repercutirá en el destino de cada persona.
Dios está llevando a cabo un juicio en el santuario celestial y cada uno de nuestros actos está siendo pesado en la balanza de la justicia Divina, ¿cómo seremos hallados ante el tribunal Celestial?

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